Hace mucho, mucho tiempo, existió un antiguo reino llamado Ys. Prosperó bajo los auspicios de dos diosas celestiales y, con el paso del tiempo, fue renombrado a Esteria. Su divina historia fue olvidada por todos; todos, salvo los descendientes de aquellos que predicaban la voluntad de las Diosas. El único recuerdo de tal acervo popular quedó como una aguja maldita al pie de un gigantesco cráter. Los lugareños la bautizaron como «la torre del diablo».

Un día, sin previo aviso, aparecieron temibles monstruos que pusieron punto y final a la felicidad de los habitantes. Las bestias, aun con un número reducido, no tardaron en multiplicarse e infestar las tierras. Impotentes, los esterianos se vieron obligados a refugiarse en sus hogares, siempre a la vigilia de una posible invasión.

Nuestra historia comienza con un jovenzuelo, resuelto a comprobar la verdad con sus propios ojos al oír hablar de estas desgracias; un valeroso espadachín con un espíritu aventurero propiciado por su ingenua juventud.

Su nombre es Adol Christin.

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